Memoria olfativa
El funcionamiento de la memoria humana es un asunto complejo y controvertido. Sin embargo, todo el mundo puede comprobar por experiencia propia que uno recuerda mejor ciertos acontecimientos si puede relacionarlos con otra cosa. En pocas palabras: en la misteriosa red de nuestro cerebro, los acontecimientos, pensamientos, emociones, sonidos y olores se enlazan, por así decirlo, cuando se experimentan simultáneamente. Según un determinado código, las impresiones se almacenan en el cerebro. Sin embargo, gran parte de esa información almacenada nunca se recupera. Es como si se cerrara un armario y se perdiera la llave. Por un lado, quizá sea una pena que olvidemos tantas cosas, pero por otro, alguien que pudiera recordarlo todo se volvería sin duda loco. Por eso resulta tan sorprendente cómo, al oler un determinado olor, una situación de hace muchos años puede de repente una situación de hace muchos años. También puede ocurrir que una persona aborrezca un olor a lo largo de su vida, no tanto porque el olor sea desagradable, sino porque le recuerda un suceso desagradable.
Por otro lado, un olor que la mayoría de la gente describiría como "hediondo" puede evocar recuerdos maravillosos en otra persona. El llamado olor fétido es entonces experimentado por la otra persona como delicioso y olfateado con placer. Quizá esto explique por qué los gustos pueden diferir tanto y cómo ciertas experiencias, tanto conscientes como inconscientes, pueden dejar su huella en nuestras preferencias y aversiones. Dado que estos recuerdos olfativos específicos son tan estrictamente personales, poco más se puede decir sobre ellos en general.
6 de diciembre de 2021 ~ Rob Hoogerwerf